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Nuestra percepción del tiempo

Autora: Ana María Vallarta




Según Einstein el tiempo se puede definir como “La identidad geométrica de cuatro dimensiones de las que tres son espaciales (x, y, z) y una temporal (t) y en la que, de acuerdo con la Teoría de la Relatividad, se desarrollan todos los sucesos del Universo”.


Siempre me ha parecido muy curioso e interesante como queremos definir algo que ni siquiera podemos medir a la perfección. Sabemos que el tiempo transcurre porque vemos como el día comienza con un amanecer y conforme van pasando las horas, se hace de noche y vemos el atardecer.


También lo sabemos gracias a las estaciones del año, podemos ver como se presentan cambios en la temperatura, en los árboles, en la manera de vivir de ciertos animales, entre otras cosas. Pero la realidad es que fuera de esto, los seres humanos fuimos los que designamos un horario a nuestro día, definimos a los segundos, minutos y horas para poder llevar un mejor control en nuestras vidas. A pesar de esto, y por más que lo queramos, no podemos acabar de controlarlo y mucho menos, podemos recuperarlo.





El tiempo es un concepto que valoro más y más conforme pasan los años, ya que me doy cuenta que nunca podré repetir una vivencia, nunca podré saber lo que pasará en el siguiente segundo, así que lo que me queda es aprovechar y disfrutar el presente por más cliché que llegue a sonar. Es por esto, que me gustaría compartirles algunos ejercicios y pensamientos que me han funcionado para aprovechar de manera más efectiva mis horas sin necesidad de verlo como algo perdido, al contrario, como algo que disfruto.


  1. Lo primero y lo más importante es detectar qué objetos y/o situaciones están haciéndote “perder el tiempo”. Por ejemplo: En mi caso es mi teléfono y las redes sociales. Me doy cuenta como puedo pasar horas dentro de una aplicación postergando mis deberes y mucho peor, dejando pasar mi presente. Te recomiendo hacer sprints de trabajo, por una hora dedicate exclusivamente a tus pendientes y acabando esto tómate un descanso de 10 minutos para despejar tu mente.

  2. ¿Cuáles son tus prioridades? al tenerlas establecidas es mucho más fácil poder organizar los tiempos. Te recomiendo hacer una lista de prioridades globales y una lista de prioridades diaria. Por ejemplo: En un día entre semana mis prioridades serían: hacer una hora de ejercicio, comer saludable, tomar agua a lo largo de mi día, cumplir con mis pendientes del trabajo, dormir 8 horas, darme tiempo de calidad a mi misma (leer, escribir, salir a caminar, entre otras cosas).

  3. Soltar lo que no está en tu control. Muchas veces tendemos a estresarnos por cosas que no están pasando en el presente, situaciones en las que en ese preciso momento no podemos hacer nada para cambiarlas. Es por eso que siempre me hago las siguientes dos preguntas: ¿Puedo hacer algo en este preciso momento para modificar la situación? y ¿En un mes voy a recordar este evento como algo que me está quitando mi paz?

  4. Llevar una agenda. Esto me ha ahorrado mucho tiempo en muchos aspectos, ya que anoto todos mis pendientes especificando el día y la hora en los que tienen que estar terminados.





Considero que uno de los principales objetivos es encontrar el balance entre lo personal y lo profesional para poder sacar a flote ambas áreas de tu vida. Intentar aprovechar nuestro presente haciendo actividades que nos hagan felices, que nos hagan sentir como que valió la pena la inversión del tiempo y sobre todo que aprendamos durante el proceso.

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