Autor: Gerardo A.
Durante una crisis lo más común es escuchar que debemos reducir el gasto, optimizar recursos y redoblar esfuerzos para salir adelante. Sin embargo, la crisis del COVID-19 no tiene nada de común y, además, de cualquier manera esas recomendaciones deberíamos seguirlas siempre.
Esta crisis es diferente: presenta el momento ideal para arriesgar estratégicamente, para retar e innovar durante la contingencia y no esperar a que termine, de tal manera que cuando el mundo despierte y regrese a la calle, estemos ya un paso adelante.
Parece contraintuitivo, inclusive una locura, el pensar en buscar innovación e invertir en crecer durante esta crisis. Sin embargo, ante los azotes del entorno, nuestra competencia está distraída mientras que nuestro cliente nos necesita más que nunca.
Justo ahora es cuando buscan lo nuevo, lo mejor, lo más eficiente, por eso debemos crearlo cuanto antes.
La innovación estratégica puede darse en múltiples formas, tanto digital, física y hasta en nuestros procesos operativos. Aunque deben ser parte esencial de este esfuerzo, no pensemos solamente en crear un nuevo producto digital, una nueva app, o un nuevo sitio web, sino también volteemos hacia nuestros sistemas legacy con ganas de modernizarlos y prepararlos para la colaboración y la eficiencia que el mundo nos pedirá en unos días.
Recordemos, sin embargo, que el primer paso debe ser retar nuestros procesos internos, reducirlos al mínimo indispensable y después digitalizarlos para evitar sistematizar ineficiencias.
El mundo ya cambió. Si te esperas a que la crisis pase para crear lo que sigue, ya vas tarde.
Es una oportunidad de oro.
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